Ya está

Pues ya está.

Ayer me envió un whatsapp largo explicándome los motivos por lo que ya no podía seguir conmigo. Le respondí que merecía algo más que un whatsapp y respondió que, por supuesto, que no tenía pensado esconderse y que su intención era hablar por teléfono o por skype, pero que en ese momento necesitaba soltarlo.

En cierto modo, que me enviara un whatsapp me dio tiempo para enfriar la cabeza y prepararme para la conversación. Mantener la calma, escuchar sus motivos, exponer mis cosas y decirnos adiós como dos personas adultas.

Y así fue. Y sí, como decía raem81 en un comentario en mi post anterior, el motivo no ha sido más que el enfriamiento de sus sentimientos por mi falta de involucramiento.

Y sí, qué le voy a hacer. Estos días me han servido para reflexionar a mí también y saber que si hubiéramos seguido y tras este toque de atención, mi actitud habría sido muy diferente pero ya es tarde. Y si yo no lo sentía, no lo sentía.

Le dije que, al revés de lo que él hizo en su momento, yo no le iba a insistir ni a decirle que estaba segura de que todo iba a salir bien, si bien le di a entender que, aunque por un lado sentía que me iba a dejar, por otro, sentía que si no lo hacía, nuestra relación iba a entrar en otra fase, una especie de renacer.

Él sabe lo que comporta una ruptura conmigo. Nada de contacto, fuera redes sociales. Cero absoluto. Entre lágrimas me dijo que era una puta mierda, que pensar en que quizá no iba a volver a saber nada de mí en su vida le resultaba insoportable.

Y sí, me quiere. Pero se ha enfriado. Y yo respeto su decisión. Podéis pensar que se ha tratado de una artimaña para ver mi reacción. Pero no. Lo sé. Y si así hubiese sido, es que me conoce muy poco. Y algo sí que me conoce.

Algunos me diréis que si quiero estar con él, que luche. Estáis equivocados. Las personas eligen libremente con quién quieren estar. La lucha solo influye en mentes confusas. Peor aún: si lo tiene claro, lo peor que podéis hacer es luchar por que esa persona vuelva.

Por mi parte, no quiero estar con alguien que no quiere estar conmigo. Quiero que si alguien está a mi lado sea porque me ama. A él le dio igual en su momento que yo no estuviera enamorada. A mí sí me importa, sobre todo cuando lo que se ha producido es una involución de sentimientos.

Al final de la conversación, en la que él no paraba de llorar y yo me mantenía serena, incluso fui capaz de explicarle que sus llantos no eran más que una forma de protegerse ante su sentimiento de culpabilidad. Llorando él, me quita a mí la oportunidad de hacerlo, se adelanta al papel de víctima, cambia las tornas. Es algo muy común. Le expliqué que lo hacíamos todos de manera natural, porque no soportábamos la culpabilidad de ver sufriendo a la otra persona.

Dios, fui tan extremadamente madura que me pregunto qué me ha pasado. Joder, cuánto he aprendido. También es verdad que tanta madurez me provocó un poquito de náusea.

Al final flaqueé un poco, solo en el momento de despedirme y decirle que cuando viera a su hija le diera un abrazo muy muy fuerte de mi parte y que a su perra (a la que no quise ver por la pantalla) le dijera que la quiero con toda mi alma. (Este tema da para mucho. Lo sé. Tengo una relación especial con los animales y a ella llegué a adorarla).

A él le deseé lo mejor y, mientras lloraba (él) desconsolado, le dije: “ Eh, mírame, te dedico una sonrisa”. Era una sonrisa llena de lágrimas, pero una sonrisa sincera.

Y ahora, perdonadme. Me voy a llorar.

21 comentarios en “Ya está

  1. Mucha farfolla y demasiada verborrea barata de culebrón para camuflar que en realidad eres una egoísta con ribetes de sádica emocional que tan sólo buscas el sometimiento de tu víctima de turno, de cualquier manera y recurriendo a la llave de judo intelectual que requiera la situación. ¡Y encima te ufanas de que eres incapaz de sentir culpa! Te crees probablemente la «supermujer» de Nietzsche ¿Por qué cero absoluto, ningún contacto de ningún tipo jamás? ¿Sabes la angustia letal que eso causa a una persona que ha depositado en ti sus mejores sentimientos? Es la arquetípica conducta de las mentes dictadoras: o se hace lo que yo quiero, en todo y a cada instante, o sufriréis la fusta de mi desprecio inclemente. Das el perfil del depredador amoroso, seduces y engatusas a tus incautos con coqueteos y ambigüedades, y después de satisfacer tu ego abandonas sus despojos dejándolos muy probablemente tocados del ala para mucho tiempo, o incluso para siempre, inválidos para el amor. La francotiradora, la yegua de Atila, la mantis religiosa. Y a mucho orgullo, ¿verdad?. Ese camino, característico de las personas inseguras y resentidas, sólo te llevará en el plazo de diez años, cuando tu belleza se vea eclipsada por el inexorable paso del tiempo, a la más absoluta soledad, que ya te está merodeando .
    ¡Y esas lágrimas de cocodrila, consecuencia tan sólo de la digestión que estás haciendo de tu presa! Háztelo ver con un psiquiatra (ningún psicólogo te aceptaría de clienta) y húndete en el diván y el pastillazo. Te puedo adelantar el diagnóstico: narcisista entreverada de sádica, exhibicionista, frígida emocional, la histérica perfecta, el sueño de Freud.
    Recapacita, querida alienígena, humanízate o vuélvete a tu planeta reptiliano en el que se ama más a los animales que a las personas porque así se tiene siempre el control y no se corren riesgos, y déjanos a los terrícolas en paz.

  2. Qué ganas de herir tan gratuitas, «Jesús». Qué capacidad de lectura, qué hilar tan fino, me sorprendes. Yo no he visto ninguna de las cosas que mencionas. Pero, leyendo tu comentario y la ira con que proyectas cada una de tus opiniones, sí que veo otras cosas. Cosas que, por supuesto, y al contrario que tú, me reservo para mí. Bastante tendrás tú ya con ser tú.

    • Me fascinaría que merced a un encantamiento mágico fuera posible que durante un mes yo fuera tú y tú fueras yo. Después de eso tendríamos maravillosas conversaciones.

    • El que insulta pierde la razón, o quizás es que nunca la tuvo. Estás contraviniendo tus propias reglas de cortesía y respeto. Y te reconozco, ello no obstante, que soy muy capaz de ser idiota, de hecho lo he sido muchas veces, pero no siempre porque no se trata de una condición permanente. ¿Lo he sido hoy contigo? No sé.

      • Lo que eres es un hombre casado que ha descubierto no hace mucho su bisexualidad, la cual quieres desplegar a fondo con hombres pasivos que dispongan de sitio para encuentros y que puedan por las mañanas, que es tu tiempo libre. Gilipollas.

        • Te veo un poco descompuest@. ¿Eres de los que se creen todo lo que ven por internet? Y aún si fuera cierto lo que acabas de decir, ¿significaría eso que soy un gilipollas? Tú siempre te has jactado de tu mente amplia y sin prejuicios, y ahora te destapas como un ser extraterrestre homófobo y sexista. ¡Otro mito que se me derrumba!

          • Creo que te equivocas de persona. En tus notificaciones de respuesta me llega tu email. Soy sólo otro lector más de esta página. Pero, a diferencia de ti, no vengo aquí a joder. Así que, si no quieres que te jodan, y por tu anuncio veo que eres más de joder tú, no sigas molestando aquí. Ocioso de los cojones.

            • Me temo que ya has perdido los papeles y no sabes hacer otra cosa que faltar al respeto. ¡Hay que tener más cintura, hombre! A la próxima vez que me insultes el asunto cambiará de color. Te invito a que seamos corteses y conversemos de cosas intelectuales, que es lo nuestro.

  3. Voy a obviar el resto de comentarios y te expongo mi opinión. Como siempre, quédate con algo o con nada, como tu consideres 🙂

    Comentas que de haber sido un «toque» de atención, tu actitud hubiera cambiado, en ese «renacer» que indicas, pero a la vez hablas de sentimientos que no se han desarrollado y tu «qué le voy a hacer» tampoco alberga demasiadas esperanzas. Es un»si pero no» y veo desde el principio, una enorme coraza con la que parece, te has acostumbrado a cargar.
    Siento que se lo echas en cara, que él «ya es tarde» es un «tu te lo pierdes» no demasiado oculto y no sé hasta qué punto está hablando tu orgullo o la más plana de las sinceridades.

    Tu no ibas a insistir ni a intentar convencer de que «todo saldría bien» y otra vez me huele mal, a ácida ironía, a un «no me voy a rebajar», cuando eso no lleva a la verdad de las cosas.

    En cuanto a cortar la relación absolutamente, evitando cualquier «contacto», lo veo relativamente lógico. Hay personas que lo necesitan para «avanzar», ya sea por despecho, por el peso de una ruptura y su fantasma que a veces, no deja de revolotear o simplemente por que la amistad de ex-parejas no parece existir cuando uno pretende en un futuro, afianzar una relación con otra persona; pero lo leo y me parece tan calculado…es como si no hubiera cabida para otra posibilidad de antemano.A mi por lo menos, no me gusta poner límites tan marcados, por más que esto me pueda aportar cierta «seguridad» o «normalidad», como quieras llamarlo.
    No se puede controlar todo y me temo que tampoco debe ser del todo sano, siempre pendientes de no movernos de nuestra «zona de seguridad», donde nadie puede hacernos daño.

    También indicas que la lucha solo influye en mentes confusas, cuando la confusión probablemente se la generaste tu desde el principio. Te agarras a la idea de que él no ha querido, tu le indicaste que con esa «advertencía», si no te dejaba, iba a cambiar la relación, pero él ya había cruzado el límite, ya no quería estar contigo. Por más que lo pienso, solo te veo racionalizado tanto tu «oferta», que no has despertado en él ni una pizca de confianza ni interés. Es la primera vez que estaba jugando con tu baraja y eso siempre acaba en tablas (es decir, a nada).

    Me hace gracia que consideres vital que te amen para estar con una persona. En cambio tu puedes «probar» por si te enamoras. Posiblemente los dos os equivocasteis, pero no es algo que se puede achacar a nadie. Cada uno lo intentó considerando aquello que llevaba dentro, aunque desde polos bastante opuestos, la verdad.

    Después hablas de «la madurez», definir con palabras su llanto, considerar que te roba la ocasión de «llorar» por lo que está pasando. Racionalizando (otra vez) un momento así, también se lo estás echando en cara. Sinceramente, claro que tenía remordimientos, pero eso es más humano, más normal e innato que lo que tu sentiste en aquel momento. Puedo comprender perfectamente tus nauseas, por tu capacidad de vanalizar ese momento; y SI, no te quito razón, lloró por los motivos que indicas, pero no tuviste empatía alguna- A cambio, le diste una «lección de vida».

    Solo al final, guerrerilla, veo a una persona que se aleja de alguien que quiso quererla y no supo como hacerlo, que se afana en dar a entender, que te importaba más la perra que todo lo demás. No es qué esa circunstancia dé para un tema aparte, es que viene a demostrar que en el fondo de tu corazón, todo aquello te importaba bastante poco.

    Lo realmente inhumano sería, que no lloraras al final, que no necesitaras tu tiempo de «luto». Aquí da igual quien deja a quién, sinceramente. Uno hace una caja de recuerdos y le echa el lazo para enviar el regalo de los recuerdos bien lejos y por lo menos para mi, es como hacerse jirones en la piel. Duelen y dejan marca.

    Veo el trasfondo de todo esto, no me quedo solo en lo que has escrito. Estoy convencido de que no lo estás pasando bien y que lo «sueltas» cuando escribes, por que llevas demasiado «dentro» y eso creo que es, por que realmente te importa; no él, sino tus sentimientos. Me recuerdas a mi hermano, que es capaz de justificar lo injustificable, con tal de sentirse seguro. Puede cerrar una herida con «las cosas son así», «solo había una opción» y «por encima de mi, solo estoy yo», pero eso no es una respuesta a nada.

    No sé, llevo leyéndote desde hace mucho, no te había escrito hasta ahora por que no veía a alguien con ganas de que comentaran lo que escribía, sino más bien a alguien que escribía, para «quitárselo de encima», para afianzar verdades y mentiras.

    Siempre creí que uno es fuerte cuanto más se expone y más veces se levanta, no como un loco, de forma constante y estúpida, pero desde luego no «armándose hasta los dientes».

    Siento que hoy le has apuntado con un dedo acusador y no pasa nada, otros se irán como otros vendrán, pero en quien puede acabar haciendo mella, es en ti y ahí si que uno tiene que ser egoísta y pensar en uno mismo; la ironía de todo esto, es que uno no puede pensar en uno mismo, hasta que lo haya hecho por los demás.

    Espero de verdad, que no tomes estas palabras como un ataque, por que no me hubiera tomado la molestia de estar escribiéndote esta parrafada endemoniada, a las 2 de la mañana, para criticarte. Al contrario, me importa como te sientes, desde la cómoda y plácida distancia.

    Un abrazo y ánimo, si es que lo quieres y lo necesitas.

  4. Por cierto, no te acepto para que veas mi «espacio» (Viaje de Ida y Vuelta) por que está vacío. Hace ya algunos años que dejé de escribir.

    • Hola, rlb:

      En primer lugar, muchísimas gracias por tu comentario y por la aclaración sobre tu espacio.

      Intentaré, si puedo, contestar a lo que me dices.

      «Siento que se lo echas en cara, que él “ya es tarde” es un “tu te lo pierdes” no demasiado oculto y no sé hasta qué punto está hablando tu orgullo o la más plana de las sinceridades.

      Tu no ibas a insistir ni a intentar convencer de que “todo saldría bien” y otra vez me huele mal, a ácida ironía, a un “no me voy a rebajar”, cuando eso no lleva a la verdad de las cosas».

      No, no era un «tú te lo pierdes» ni un «no me voy a rebajar». Ojalá. Ojalá pudiera sentir eso. Ojalá toda esta mierda de vulnerabilidad no hiciera que actuara como una puta autómata en este tipo de circunstancias. Fue un «acepto tu decisión porque sé que no hay vuelta atrás». Pero mientras decía esas palabras, deseaba con toda mi alma ver una señal de «quizá esté equivocado». En este post tan solo he relatado cómo actué, joder, intentando no ser una loca, no rogarle que, por favor, no me dejara, porque no hay nada que espante más a una persona que verla en ese estado.

      En cuanto a lo de cortar el contacto, sí, es algo muy calculado, efectivamente, y algo que siempre ha salido en nuestras conversaciones, pero no solo relacionado a nosotros. Muchas veces, en nuestras «filosofadas» sobre las relaciones humanas, hablábamos de lo que significaba el desgaste de estar hablando con la persona con la que quieres estar, o viendo sus tweets, o enviarle un mensaje y que su respuesta no sea la esperada. No te puedes imaginar lo que me está suponiendo no escribirle, no preguntarle cómo está, no te lo puedes ni imaginar. Sé lo que parece desde fuera. Lo sé.

      Mira, no sé, estoy rota. Quizá me puse esa coraza y no me permití sentir, una coraza enorme, después de lo J. Me dices que lo estaba apuntando con un dedo acusador. No. Estaba rota por dentro y solo intentaba que acabásemos como adultos. Intentaba que, por una vez, no acabara todo con un drama, como me ha ocurrido otras veces. Solo quería mostrar entereza mientras me rompía por dentro. Cuando lo vi llorar así, me di cuenta de que le estaba costando dejarme, sí, mucho, y solo intenté racionalizar ese momento. Joder, me estaba dejando, joder, me estaba dejando, ¿entiendes? ya no quiere estar conmigo, coño, no lo he abandonado yo, me ha abandonado él a mí, yo quiero estar con él. Me habláis como si yo estuviera dejándolo a él, pisándolo, haciéndome un abrigo con su piel, joder, no lo entiendo. Estoy rota, rota.

      Me dices que no tuve empatía alguna, de nuevo, como si hubiera sido yo la que le hubiera dicho «Te dejo, no llores, eres mierda». No lo entiendo. Era él el que me estaba dejando, mientras yo estaba destrozada por dentro, llorando desde hacía dos días, apenas probando bocado. Y me dices que es más humano lo que él hizo que lo que yo sentí. Yo no dije lo que sentí. Expliqué lo que le dije y, de nuevo, recalco, se lo dije rota por dentro.

      Y sí, cada uno actúa como quiere y acepta lo que quiere, él aceptó y luchó por estar a mi lado aún cuando en su momento sabía que no estaba enamorada y yo no. Posiblemente te haga «gracia» que yo pueda probar y él no, pero en todo momento fue su decisión, su insistencia estar conmigo sabiendo que no estaba enamorada. Si yo no quiero aceptar que alguien esté conmigo sin estar enamorado, ¿qué tiene de ilícito? Cada uno tiene sus condiciones, sus porqués, sean conscientes o inconscientes.

      La verdad es que hay más temas de tu comentario que tendría que contestar, pero no puedo.

      Solo sé que, aunque me veáis como un monstruo, creo que no lo soy. Solo quiero estar con él. Ya sé que da igual lo que diga, me seguiréis viendo así.

      Siento si mi respuesta es un tanto visceral, es que no puedo parar de llorar.

      Y, por favor, no dejes de comentar.

      Un abrazo.

      • Buenas noches:

        Para empezar, no te veo como un monstruo, ni lo eres y lo sabes, por lo que no hace falta siquiera que lo recalque, pero sí es verdad que tus palabras de ayer estaban sujetas, a mi entender, a querer expresar algo de una forma que te deshumanizaba («..»expliqué lo que pasó pero no como me sentía). Parecías un torero viendo la faena sin salir del burladero, pero ahora compruebo que nada más lejos de la realidad.

        Te había escrito una parrafada del demonio, pero te escribo desde el móvil, que es lo más incómodo del mundo y se me ha borrado todo, así que lo voy a reducir a una pregunta y sí quieres que hablemos del tema, estaré encantado de seguir «leyéndote»

        ¿Todo esto que cuentas, lo sabe él?. ¿Conoce este blog?

        • Hola, raem81:

          No, no lo sabe y tampoco conoce este blog. Sabe que tengo un blog anónimo y que escribo en él a modo de diario. Siempre me ha dicho que no quiere saber la url, que lo respeta tal cual si fuera mi diario. No soy mucho de dar mi blog a los chicos con los que estoy. Ya cometí el error una o dos veces y es lo peor, porque se supone que estoy aquí para desnudar mi alma y no quiero reprimirme cuando cuento algo.

  5. Ya me imaginaba, sólo que yo creo que vas a tener que encontrar un MIX para los momentos de «la vida real», ya sabes, abandonar un poco la coraza, asomar el hocico y dejar un poco lo «racional extremo». Arriesgas más pero lo que «pase» te acercará un poco más a la «verdad».. a tu verdad. Y estoy seguro de que en el momento que los que te rodean, sean más partícipes de «ti», de lo que llevas dentro, igual los acontecimientos abandonan un poco las sorpresas negativas.

    No es un remedio pero sí es un nuevo camino. Habla con él. Que no sea por ti. Sí piensas que eso es arrastrarse, estarás equivocándote y sí él no vienen ese gesto lo que te ha venido reclamando todo este tiempo, es que realmente, tu historia con el quedó para el recuerdo.

    Piénsalo… un abrazo

Replica a Jesús Ordoñez Cancelar la respuesta