Voy con un par de vinos encima y veréis cómo mañana flipo con la jalipollez que estoy escribiendo.
Resulta que el domingo cambian la hora. Es un tema que me resulta apasionante porque, en principio, el domingo, habremos disfrutado de una hora menos de día y, por tanto de vida.
Esto se verá compensado el próximo otoño. Cuando atrasen la hora, habremos vivido una hora más.
Pero, ¿qué pasará cuando muramos? Sigue leyendo